TRES Y UN PERRO

Isidro tiene 66 años. Es un trabajador jubilado de la EMT. Tres grandes acontecimientos han marcado su vida. Su boda, el nacimiento de sus hijas y la huelga de 1992.

- "Mira" - dice - "como se me pone el vello sólo de pensarlo".

Una frase que, como un conjuro, repiten la mayoria de trabajadores que vivieron aquellas jornadas.

- "Mira" - dicen señalándose el antebrazo.

Y ciertamente, el vello se eriza.

A principios de 1992 la negociación del nuevo convenio de la EMT está encayada y el 15 de Enero Madrid amanece sin autobuses.

La dirección de la empresa, presidida por Álvarez del Manzado, por entonces alcalde de Madrid, responde con el despido de 27 trabajadores, todos miembros del comité de empresa y de Plataforma Sindical, un sindicato de nueva creación que, tras liderar una huegla de 22 días en 1990 y conseguir una subida salarial del 12,5%, obtuvo en las elecciones sindicales de aquel mismo año 36 de los 48 delegados en un comité de empresa del que CCOO y UGT se quedaron fuera, y en el que CSIF habría de ser el único otro sindicato con representación.

Los trabajadores, por su parte, responden con una huelga indefinida por la readmisión de los despedidos y el desbloqueo del convenio colectivo.

Es el comienzo de una disputa laboral en la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que se extenderá durante varios meses y que pondrá en jaque a la capital del Estado y a los gobiernos municipal, regional y nacional, llevando al entonces ministro de trabajo, Luis Martínez Noval (PSOE), a intentar regular de forma restrictiva el derecho a huelga con un frustrado anteproyecto de Ley.

Son meses en los que los madrileños para ir a trabajar, al hospital o a la universidad tuvieron que enfrentarse a las penurias de un transporte público escaso y limitado en una ciudad ya de por sí congestionada.

Meses en los que los trabajadores de la EMT hubieron de hacer frente a la presión mediática, política, social y económica derivada de la lucha, pero en los que también disfrutaron del apopyo, la comprensión y la solidaridad de trabajadores y ciudadanos, y redescubrieron la fuerza de la unidad.

La huelga es el análisis de unos acontecimientos que partieron en dos a la sociedad madrileña y española y del periodo histórico en el que se gesta la hegemonía del neoliberalismo.

La reflexión que La huelga nos propone es ahora, en el contexto de grave crisis económica y creciente tensión social en que vivimos, más pertinente que nunca.

Sólo en el Estado español, la amplia controversia en torno a la huelga de conductores de metro de junio de 2010, la huelga general de septiembre del mismo año y el hecho de que, por primera vez en democracia, en diciembre de 2010, se impusiera el Estado de Alarma para solucionar un conflicto laboral con los controladores aéreos así lo demuestran.

Nos interessa La Huelga por su carácter concreto y, a la vez, universal.

Por las posiblidades que ofrece para indagar en la memoria colectiva del movimiento obrero y de los trabajadores, y entender las claves de un periodo histórico en el que que, tras la caída del muro del Berlín, los catastróficos efectos del neoliberalismo sólo podían entreverse.

Entendemos La Huelga como puente hacia el presente y, sobre todo, hacia el futuro que se nos echa encima.

Aquí encontrarás una serie de links a la prensa de la época. La selección está limitada por la disponibilidad de los textos en internet.